Vivimos en un mundo culturalmente diverso. Ese es un hecho indiscutible.
La cuestión es ¿cómo vivimos esa diversidad? y ¿cómo queremos vivirla?
Muchos conflictos -tanto entre personas, grupos, comunidades o países- tienen una dimensión cultural. La paz solo se construye superando las divisiones, haciendo más importante lo que nos une que lo que nos separa.
Nuestro objetivo, más que vivir en este mundo culturalmente diverso, debería ser convivir.
Convivir implica compartir el espacio de manera armoniosa con otras personas. Significa converger desde el sentimiento de unidad; adaptarnos a las nuevas situaciones, ser flexibles para aprovechar, de esa manera, el valor que las demás personas traen consigo y que nos permite crecer.
Convivir requiere aprendizaje, aceptación, normas comunes, regulación de los conflictos. Implica un diálogo participativo, que tenga como premisa la dignidad humana, proponiendo negociaciones que abarquen todos los ámbitos de la vida.
¡Proteger la diversidad cultural es fundamental si queremos construir un mundo pacífico y dialogante!