Por: A. H.

Me considero muy afortunada por haber tenido las experiencias de voluntariado con MPDL que, si bien han sido breves, a la vez me han resultado muy enriquecedoras.

En primer lugar, he participado en las clases de castellano presenciales en las cuales he ocupado el rol de trabajar con quienes necesitaban una atención más individualizada para alcanzar el nivel deseado.

Así, he podido tener contacto cercano con las personas, disponer de suficiente tiempo para no solo trabajar sino intercambiar información personal, hablar de otros temas de interés y conocer algo más sobre sus vidas.

En segundo lugar, me hubiese encantado continuar con el voluntariado que empecé con dos mujeres de Marruecos, ya que, para mí, estaba siendo una experiencia realmente bonita. Son dos chicas geniales, he aprendido mucho gracias a sus preguntas y reflexiones, a la cantidad y variedad de temas que han ido sacando las dos tardes que he podido compartir con ellas.

Creo que para que estos encuentros sean positivos y tengan un sentido, es necesario que exista un trabajo de autoconocimiento de la persona que va a ejercer el voluntariado y, en este caso, una formación en interculturalidad y mediación, así como sobre el propio proceso de voluntariado.

Concretamente, la mediación intercultural me ha ayudado a salirme de una mirada bastante condicionada por la cultura dominante en la que me he desenvuelto toda la vida.

Asimismo, me sirve para entender diferentes circunstancias, para escuchar y recoger la información que me llega empatizando con la persona que la transmite y, sobre todo, me ha despertado aún más interés por seguir aprendiendo, conociendo, y buscando canales y medios para acercarnos desde el respeto y valor de las diferencias.