Cuando trabajamos el proceso grupal, el punto de partida es el grupo, si bien, tenemos en cuenta la singularidad de las personas que lo componen. Una de las fases más importantes en los procesos grupales, aborda la autoafirmación (aprecio hacía una misma) y aprecio hacía las demás personas. Tratando de potenciar los aspectos positivos de las personas y del grupo, favorecer que todas se sientan a gusto, en un ambiente promotor. La afirmación es la base de una comunicación libre y de un trabajo en común, en condiciones de igualdad. Para facilitar esta fase, debemos tener en cuenta algunos aspectos.

La autoestima es la valoración que cada una de nosotras hacemos de nosotras mismas como personas. Si el autoconcepto es la descripción de cómo somos, la autoestima es la valoración de ese autoconcepto.  La autoestima está en la base de la relación con nosotras mismas y en las relaciones con las que nos rodean; cuando hablo con alguien de mi conducta será diferente si tengo más o menos autoestima.  En el primer caso valoraré mis ideas, opiniones, creencias, etc. Así como las de la otra persona, ya que en principio no supone ninguna amenaza para mí. Por el contrario, si tengo menos autoestima quizá necesite aferrarme a mis ideas despreciando a los demás con objeto de protegerme, o simplemente no valore lo que yo pueda opinar al respecto.

La valoración que hacemos de nosotras mismas tiene su origen en la valoración que de nosotras han hecho personas significativas para cada una. En principio, las personas más significativas son las madres y los padres, aunque cada una podemos ver quiénes son las personas que han tenido más influencia en nuestra forma de ser. Sería interesante analizar qué tipo de mensaje nos han enviado sobre nuestro cuerpo, sobre lo que podemos hacer o lo que no, si eran mensajes de cariño o de reproche, etc.  Esto nos puede servir para hacernos una idea de la medida en la que nos han enseñado a apreciarnos a nosotras mismas. No queremos decir que estos mensajes determinen la autoestima posterior, pero sí que sostenemos que una aprende a valorarse si la han valorado previamente, de modo que si no nos lo han enseñado cuando éramos pequeñas, podemos aprender cuando seamos mayores y tomemos conciencia de esa carencia.

Mamie Phipps Clark y el desarollo de la conciencia

Mamie Phipps ClarkPodemos ilustrar con un ejemplo la influencia que se ejerce sobre nuestro autoconcepto y autoestima. La psicóloga Mamie Phipps Clark, en 1940 realizó su tesis “El desarrollo de la conciencia del yo en preescolares negros”. Para ello realizó experimentos con niñas/os de entre 5-7 años, 134 de instituciones segregadas del sur y 119 de instituciones mixtas del noreste. El experimento consistía en mostrarles 2 muñecas (una blanca y otra negra) y realizarles una serie de preguntas al respecto. Tanto niñas/os negras como blancas/os elegían las muñecas blancas para jugar. Los niños/as de escuelas segregadas (sur) parecían haber aceptado pasivamente su inferioridad, mientras que los pertenecientes a escuelas mixtas eran más conscientes de la desigualdad.

  • ¿Qué pueden sentir y pensar estas niñas/os sobre su condición de personas negras?
  • ¿Qué mensajes han recibido estas niñas/os negras de sus personas significativas y de los medios de comunicación para preferir la identificación con otras características raciales?
  • Si se repitiese hoy el experimento, ¿Qué creéis que pasaría?
  • ¿Nos empuja la sociedad a pensar bien de nosotras?

El aprecio por una misma y por las demás son dos caras de la misma moneda. La valoración personal como ser singular y diferente de las demás pasa por la aceptación de éstas como seres valiosos y diferentes de mí.

Ampliar información sobre Mamie Phipps Clark:

El experimento de las muñecas fue replicado en un centro escolar de Santander y en México. Os enlazamos un breve texto reflexivo sobre la utilidad de esta campaña.

Fuentes:

  • Colectivo Amani 2009. “Educación Intercultural. Análisis y resolución de conflictos”. Madrid. Edupaz.
  • Seminario de Educación para la paz. Asociación Pro Derechos Humanos 2012. “La alternativa del juego (2)”. Madrid. Edupaz.