El mito del matrimonio nos lleva a aceptar que el amor romántico siempre debe conducir a la unión estable de la pareja.

Tenemos la idea de que la cumbre de toda relación de pareja debe ser la convivencia, o el matrimonio. Y aunque la mayoría de las personas es lo que buscamos, no debemos aceptar de manera automática que este es el objetivo de toda relación.

En ocasiones, cuando por determinadas cuestiones, la convivencia o el matrimonio se hacen inviables (relaciones a distancia, trabajos sin un lugar fijo, incompatibilidad de caracteres para convivir, etc.) damos por sentado que esa relación ya no tiene sentido.

Puede que estemos en lo cierto y que esa relación no vaya a ningún lado, pero también puede que hayamos tomado esa decisión simplemente porque la convivencia o el matrimonio no entran en los planes de pareja.

Lo más sensato sería seguir o no en una relación en función de la satisfacción que esta nos aporta y si está alineada o no con nuestras expectativas de vida, no en función de una imposición cultural a modo de amor romántico.

¿Nos paramos a pensar si estamos cómodas o no con esa imposición?

¡Rompe el mito!

https://youtu.be/nVmdVlNAVM0