Podemos empezar por reconocer la posibilidad de que existan otras formas de conocimiento distintas al científico promovido desde el mundo occidental.

Estamos acostumbrados a considerar que la ciencia es el aval definitivo sobre la veracidad, validez o fiabilidad de algo. ‘¡Eso no es fiable porque no tiene fundamento científico!’ -decimos-, dando por hecho que no hay necesidad de más historias. Y al revés, ‘¡no hay duda, está demostrado científicamente!’ -afirmamos con seguridad para dar el visto bueno a algo-, como cuando de pequeños nos decían aquello de ‘¡porque lo digo yo!’, y caso cerrado. Pero nos pregunto, ¿por qué tanta suficiencia en la ciencia?


Quino

Pero la ciencia no es más que un tentáculo de los recursos que tenemos para aprehender las cosas. Es un tentáculo muy especial, bello y útil, pero limitadísimo.

De Sousa Santos lo expresa así:

…la racionalidad que domina en el Norte ha tenido una influencia enorme en todas nuestras maneras de pensar, en nuestras ciencias, en nuestras concepciones de la vida y el mundo. A esa racionalidad la llamo indolente, perezosa. (…) Entonces, lo que estoy intentando hacer aquí hoy es una crítica a la razón indolente, perezosa, que se considera única, exclusiva, y que no se ejercita lo suficiente como para poder mirar la riqueza inagotable del mundo. Pienso que el mundo tiene una diversidad epistemológica inagotable y nuestras categorías son muy reduccionistas….

La razón indolente se manifiesta en dos formas importantes: la razón metonímica y la razón proléptica:

La razón indolente, entonces, tiene esta doble característica: en cuanto razón metonímica, contrae, disminuye el presente; en cuanto razón proléptica, expande infinitamente el futuro. Y lo que les voy a proponer es una estrategia opuesta: expandir el presente y contraer el futuro. Ampliar el presente para incluir en él muchas más experiencias y contraer el futuro para cuidarlo.


El Roto

Para combatir la razón metonímica, De Sousa Santos propone la sociología de las ausencias que amplía el presente para visibilizar la experiencia desperdiciada e invisibilizada:

La sociología de las ausencias es un procedimiento transgresivo, una sociología insurgente para intentar mostrar que lo que no existe es producido activamente como no existente, como una alternativa no creíble, como una alternativa descartable, invisible a la realidad hegemónica del mundo. Y es esto lo que produce la contracción del presente, lo que disminuye la riqueza del presente.

¿Cómo son producidas las ausencias? Estos son cinco modos de producción de ausencias identificados por De Sousa Santos en la racionalidad occidental y que las ciencias sociales reproducen:

  1. Monocultura del saber y del rigor:
  2. “la idea de que el único saber riguroso es el saber científico y, por lo tanto, otros conocimientos no tienen la validez ni el rigor del conocimiento científico”.

  3. Monocultura del tiempo lineal:
  4. “la idea de que la historia tiene un sentido, una dirección y de que los países desarrollados van adelante”.

  5. Monocultura de la naturalización de las diferencias:
  6. “que ocultan las jerarquías, de las cuales la clasificación racial, étnica, sexual, y de castas en India son hoy las más persistentes”.

  7. Monocultura de la escala dominante:
  8. “la racionalidad metonímica tiene la idea de que hay una escala dominante en las cosas. En la tradición occidental, esta escala dominante ha tenido históricamente dos nombres: universalismo y, ahora, globalización”.

  9. Monocultura del productivismo capitalista:
  10. “la idea de que el crecimiento económico y la productividad mesurada en un ciclo de producción determinan la productividad del trabajo humano o de la naturaleza, y todo lo demás no cuenta”.