En la primera sesión del curso comenzamos por poner en común aquello que esperábamos aprender durante el curso así como lo que creíamos que podíamos aportar. En este sentido, realizamos un ejercicio que nos permitió confirmar que hay un montón de cualidades positivas en todos los seres humanos y es importante reconocerlas, hacerlas visibles y permitir que se desarrollen y proyecten hacia el exterior. Todas las personas tenemos derecho a desarrollar toda nuestra potencialidad en cualquier contexto. Todo aquello que vaya en contra de la satisfacción de este derecho, que es en realidad una necesidad, es injusto y ha de ser transformado.

El resto de la sesión lo dedicamos a identificar los elementos que han de conjugarse en el grupo para que una serie de necesidades se vean cubiertas. Para ello utilizamos el modelo que propone Manfred Max-Neef. Este autor presenta, en su obra Desarrollo a Escala Humana, una taxonomía de necesidades:

Subsistencia; Protección; Afecto; Entendimiento; Participación; Ocio; Creación; Identidad; Libertad.

Pensamos que es importante tener en cuenta lo que hemos de hacer para que, tanto a nivel individual como a nivel colectivo, dichas necesidades encuentren un camino para verse realizadas. Articular satisfactores que lo permitan tiene como consecuencia que los derechos da las participantes en la acción formativa se verán garantizados.

La diferencia entre la mera coexistencia y la convivencia consiste en que esta última implica relaciones de interdependencia positiva entre personas y colectivos. Es decir, para una convivencia que permita a todas las personas desarrollarse en plenitud, es preciso que todas conozcan las necesidades propias y de la otra, que colaboren en la creación de las condiciones para la realización de las mismas y que estén dispuestas a la revisión permanente de su valores, actitudes y conductas, de cara a corregir los desequilibrios y a resolver los conflictos que, de forma inevitable, se dan en toda relación estrecha.

Otro factor fundamental para prestar atención a las necesidades es el hecho de que las necesidades están directamente conectadas con nuestras emociones. Trabajar desde esta perspectiva nos invita (obliga) como personas que trabajamos en el ámbito de la Educación no Formal, a dar a la Gestión Emocional el papel que se merece como herramienta para la mejora de la convivencia. Esto resulta, al menos en el contexto socioeducativo en el que nos movemos en España, muy complejo, porque las emociones están fuera de la agenda educativa, social, familiar, laboral, etc.

Además, las necesidades son el ámbito en el que se pueden solucionar los conflictos interpersonales. Los conflictos se hacen visibles en el plano racional, pero se transforman de manera positiva en el plano emocional, el de las necesidades.