En el ciclo de sesiones orientadas a construir la Red de Agentes Antirumores, comenzamos realizando un ejercicio que consiste en ofrecer al resto de participantes una cualidad positiva que atesoramos y que es útil para crear un clima de convivencia pacífica.

Se trata de una dinámica que genera muchos sentimientos. Los chicos y chicas que participan en los talleres exponen la dificultad que entraña pensar en la cualidades positivas de una misma, más aún comentarlas en público. Parece más sencillo pensar en las cualidades negativas que cada una cree que tiene o en las cualidades positivas de las demás. Parece que si reconoces y comentas lo bueno que hay dentro de ti eres una engreída.

Desde nuestro punto de vista, estas dificultades tienen que ver con un patrón cultural muy arraigado, asociado a una idea de la humildad que tiende a anularnos como personas y nos hace más vulnerables a la sumisión. Pensamos que reconocer lo bueno que hay en nosotras, pensar bien de nosotras es un ejercicio transformador, revolucionario. Si lo que pretendemos crear dentro de este proyecto es espacios seguros para desarrollar nuestra capacidad para el Pensamiento Crítico, qué mejor manera de hacerlo que poner la atención, en primer lugar, en nosotras mismas.

Otras reflexiones que nos ayudaron a analizar la dinámica son estas:

  1. Todas somos necesarias para tener la red tensa,  si una suelta, se afloja un poco la red. Es un trabajo realizado entre todas y cada una de nosotras. Dentro de cada uno de nosotras existen potencialidades, a  menudo, ocultas. Una de ellas es nuestra capacidad para hacernos cargo de responsabilidades importantes, tan importantes como el buen funcionamiento de todo lo que nos rodea. Esta cualidad está presente, de forma más o menos evidente, desde la niñez.
  2. La red tiene también el simbolismo de la seguridad. Una red tejida de nombres, rostros y cualidades puestas al servicio de que el grupo funcione, podemos sentirnos más seguras que si afrontamos este reto en solitario. Seguridad y confianza van de la mano. Si cada vez que hablo sé que alguien me va a menospreciar, ignorar,…, no respetar, dejaré de participar. La red puede ser el colchón que atempere y amortigüe las situaciones conflictivas durante el taller, dando seguridad a todas aquellas que deseen ser escuchados y atendidos.
  3. Convivir implica interacción, conexión, comunicación, interdependencia. Nuestro modelo de sociedad nos empuja en la dirección opuesta. Nuestra cultura es la de la incomunicación, o la de la comunicación ineficaz. Poner el foco en este hecho nos ayudará a comprender mejor los conflictos que surjan a lo largo del camino.