El 21 de marzo de 1960, en Sharpeville (Sudáfrica), la policía dispersaba una manifestación pacífica contra el Apartheid asesinando a 69 personas. En la actualidad, 61 años después, todavía queda mucho por hacer en materia de discriminación racial.
Hoy, la pandemia por COVID-19 tiene color. Es de sobra conocido que las crisis impactan con más agresividad sobre aquellos colectivos más vulnerables: los racializados. Menos oportunidades, menos trabajo, más pobreza, más discriminación, es la fórmula a la que se enfrentan muchas más personas que las que creemos, cada día, en nuestras ciudades, en nuestros pueblos, en nuestros barrios.
Pero independientemente de la pandemia, el racismo está instalado en nuestra sociedad, enraizado en nuestra educación. Ya lo comentaba Desirée Bela-Lobedde en su libro “Ser mujer negra en España” ante la sorpresa de muchas personas al enterarse de que había nacido en Barcelona y tenía estudios superiores:
A veces parece que hay ciertos niveles de educación y de empleo a los que las personas negras no podemos optar, que es raro, que no nos corresponde; y hay quien, siendo mucho más osado, nos acusa de “venir” a robar el trabajo a sus hijos.
No podemos olvidar que, tal y como subraya la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
La lucha contra el racismo está en nuestras manos. Y, para no dejar de recordarlo, compartimos este video que hemos preparado: