La paz no es lo contrario de la guerra, sino la ausencia de violencia estructural, la armonía del ser humano consigo mismo, con los demás y con la naturaleza. La paz no es una meta utópica, es un proceso. No supone un rechazo del conflicto, al contrario. Los conflictos hay que aprender a afrontarlos y a resolverlos de forma pacífica y justa.

Desgraciadamente, el equilibrio que permite que haya paz se muy a menudo comprometido por la existencia de distintos tipos de violencia. La violencia es la actitud o comportamiento que constituye una violación o una privación al ser humano de algo que le es esencial como persona (integridad física, psíquica o moral; derechos, libertades…).

TRES TIPOS DE VIOLENCIAS

Violencia directa: agresión física  o psicológica a un individuo o colectivo.

Violencia estructural: forma parte de una estructura social. Impide cubrir las necesidades básicas de un determinado grupo de población de la misma: situaciones que generan desigualdad social, discriminación (género, etnia, discapacidad), exclusión social o marginación por cuestiones económicas.

Violencia cultural: aspectos del ámbito simbólico (religión, cultura, lengua, arte, ciencias) que se pueden utilizar para justificar o legitimar la violencia estructural y/o directa.

¿CÓMO ESTÁN PRESENTES LOS TRES TIPOS DE VIOLENCIAS EN LA DIVERSIDAD CULTURAL?

Violencia directa

El racismo y la xenofobia, en su grado más extremo, se manifiestan en forma de agresiones físicas y psicológicas. También la exclusión social que sufren las personas por pertenecer a culturas diferentes a la autóctona es una forma de Violencia Directa, y tiene consecuencias para su salud mental y física: condiciones de vida precarias, marginación, baja autoestima, depresión, etc.

Violencia Cultural

Un sistema educativo que no tiene en cuenta las particularidades y riqueza de cada cultura presente en la sociedad, genera rechazo en las comunidades, favoreciendo un mayor abandono y fracaso escolar. Los estereotipos sobre determinadas culturas dificultan la integración laboral y social de sus miembros. A lo largo de la historia el etnocentrismo, la creencia de superioridad cultural e intelectual sobre otros pueblos, ha justificado la colonización de otros territorios y la explotación de sus recursos humanos y naturales.

Violencia estructural

Dentro de una sociedad, la cultura dominante, la que ostenta el poder, es la que elabora las leyes, la que diseña el sistema educativo, el mercado laboral, la que establece las normas de convivencia, los hábitos de imagen, alimentación, relaciones familiares, crianza de la prole. Esto se hace sin tener en cuenta el resto de patrones culturales que coexisten en un territorio determinado, lo cual es un obstáculo para el conocimiento y la convivencia intercultural.